Salud y Bienestar
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Enfermedades más comunes en la tercera edad y cómo abordarlas con humanidad
A medida que envejecemos, el cuerpo experimenta cambios que pueden dar lugar a diversas enfermedades crónicas. En este artículo exploramos las afecciones más frecuentes en los adultos mayores y cómo brindar un cuidado integral, con enfoque humano y profesional.

MAY
10
2025
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El paso del tiempo no solo transforma nuestro cuerpo, también cambia la manera en que vivimos y sentimos. En la tercera edad, es frecuente que aparezcan enfermedades crónicas que requieren atención constante. Conocerlas no solo ayuda a prevenirlas, sino también a ofrecer un cuidado más consciente y respetuoso.
Entre las enfermedades más comunes se encuentra la hipertensión. Suele ser silenciosa, pero puede provocar consecuencias graves si no se trata adecuadamente. En los adultos mayores, el control de la presión arterial debe ser meticuloso, ya que muchos ya toman otros medicamentos que pueden interferir. Llevar un registro diario y evitar el exceso de sal en las comidas son medidas que hacen la diferencia.
También es frecuente la diabetes tipo 2. Esta enfermedad, que muchas veces se diagnostica tardíamente, exige un equilibrio delicado entre alimentación, ejercicio y medicación. En personas mayores, controlar los niveles de azúcar sin provocar bajones (hipoglucemias) es todo un arte que requiere acompañamiento profesional y familiar.
El desgaste físico aparece en las articulaciones con la artrosis, que suele afectar rodillas, caderas y manos. Caminar se vuelve doloroso, los movimientos pierden fluidez y las actividades cotidianas comienzan a ser un reto. Sin embargo, la fisioterapia, el uso de ayudas técnicas como bastones, y una buena actitud pueden conservar la autonomía por mucho más tiempo.
Otra enfermedad que debe vigilarse es la osteoporosis. Aunque no presenta síntomas en sus primeras etapas, debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas. Una caída puede convertirse en un problema serio si no se toman precauciones. Los ejercicios con bajo impacto y una dieta adecuada en calcio y vitamina D son aliados clave.
A medida que avanza la edad, la mente también puede comenzar a dar señales de deterioro. Las demencias, especialmente el Alzheimer, representan un gran desafío tanto para el paciente como para quienes lo rodean. La pérdida de memoria es solo una parte del problema; los cambios de humor, la desorientación y la angustia exigen mucha paciencia, amor y estructura.
No se habla lo suficiente de la depresión en la vejez. Muchas personas mayores se sienten solas, poco escuchadas o incluso invisibles para la sociedad. A veces, esa tristeza se manifiesta como desgano o dolores físicos, y pasa desapercibida. Reconocer estos signos y brindar contención emocional puede ser tan importante como cualquier medicamento.
Las caídas frecuentes son una de las principales causas de lesiones graves en adultos mayores. Más allá de la fuerza física, hay factores como la vista, el equilibrio y el miedo que pueden influir. Evaluar el entorno, eliminar obstáculos y asegurar una buena iluminación son acciones sencillas pero fundamentales.
La insuficiencia cardíaca aparece cuando el corazón ya no puede bombear con la misma eficacia. No siempre se detecta a tiempo, ya que sus síntomas —como la fatiga o la hinchazón en las piernas— pueden confundirse con el "normal" envejecimiento. Un chequeo periódico puede ayudar a mantener esta condición bajo control.
Otro tema sensible es la incontinencia urinaria. Más allá del aspecto médico, afecta la autoestima y la vida social. Muchas personas se aíslan por miedo o vergüenza. El rol del cuidador en este punto es clave: apoyar sin juzgar, ofrecer soluciones prácticas y mantener la dignidad del paciente intacta.
A menudo se olvida que la vista y el oído también son parte de la salud general. La pérdida auditiva o visual puede provocar confusión, accidentes o retraimiento. El simple hecho de revisar la graduación de los lentes o mantener bien calibrado un audífono puede mejorar notablemente la calidad de vida.
El exceso de medicamentos, conocido como polifarmacia, es otro enemigo silencioso. Es habitual que una persona mayor tome muchos fármacos distintos, algunos recetados por médicos diferentes. Las interacciones pueden ser peligrosas. Es recomendable tener un único profesional de referencia que revise toda la medicación.
Las infecciones también son más peligrosas en esta etapa. Una infección urinaria, por ejemplo, puede generar confusión repentina o fiebre baja, lo que muchas veces pasa desapercibido. Lo mismo ocurre con la neumonía. Actuar rápido y no subestimar síntomas leves puede evitar complicaciones graves.
En definitiva, el enfoque del cuidado en la tercera edad debe ser integral. No se trata solo de tratar enfermedades, sino de acompañar personas. Escuchar sus historias, comprender sus miedos y respetar su tiempo. Cada gesto, cada palabra, cada momento compartido cuenta. Y muchas veces, ese amor cotidiano vale más que cualquier pastilla.
Entre las enfermedades más comunes se encuentra la hipertensión. Suele ser silenciosa, pero puede provocar consecuencias graves si no se trata adecuadamente. En los adultos mayores, el control de la presión arterial debe ser meticuloso, ya que muchos ya toman otros medicamentos que pueden interferir. Llevar un registro diario y evitar el exceso de sal en las comidas son medidas que hacen la diferencia.
También es frecuente la diabetes tipo 2. Esta enfermedad, que muchas veces se diagnostica tardíamente, exige un equilibrio delicado entre alimentación, ejercicio y medicación. En personas mayores, controlar los niveles de azúcar sin provocar bajones (hipoglucemias) es todo un arte que requiere acompañamiento profesional y familiar.
El desgaste físico aparece en las articulaciones con la artrosis, que suele afectar rodillas, caderas y manos. Caminar se vuelve doloroso, los movimientos pierden fluidez y las actividades cotidianas comienzan a ser un reto. Sin embargo, la fisioterapia, el uso de ayudas técnicas como bastones, y una buena actitud pueden conservar la autonomía por mucho más tiempo.
Otra enfermedad que debe vigilarse es la osteoporosis. Aunque no presenta síntomas en sus primeras etapas, debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas. Una caída puede convertirse en un problema serio si no se toman precauciones. Los ejercicios con bajo impacto y una dieta adecuada en calcio y vitamina D son aliados clave.
A medida que avanza la edad, la mente también puede comenzar a dar señales de deterioro. Las demencias, especialmente el Alzheimer, representan un gran desafío tanto para el paciente como para quienes lo rodean. La pérdida de memoria es solo una parte del problema; los cambios de humor, la desorientación y la angustia exigen mucha paciencia, amor y estructura.
No se habla lo suficiente de la depresión en la vejez. Muchas personas mayores se sienten solas, poco escuchadas o incluso invisibles para la sociedad. A veces, esa tristeza se manifiesta como desgano o dolores físicos, y pasa desapercibida. Reconocer estos signos y brindar contención emocional puede ser tan importante como cualquier medicamento.
Las caídas frecuentes son una de las principales causas de lesiones graves en adultos mayores. Más allá de la fuerza física, hay factores como la vista, el equilibrio y el miedo que pueden influir. Evaluar el entorno, eliminar obstáculos y asegurar una buena iluminación son acciones sencillas pero fundamentales.
La insuficiencia cardíaca aparece cuando el corazón ya no puede bombear con la misma eficacia. No siempre se detecta a tiempo, ya que sus síntomas —como la fatiga o la hinchazón en las piernas— pueden confundirse con el "normal" envejecimiento. Un chequeo periódico puede ayudar a mantener esta condición bajo control.
Otro tema sensible es la incontinencia urinaria. Más allá del aspecto médico, afecta la autoestima y la vida social. Muchas personas se aíslan por miedo o vergüenza. El rol del cuidador en este punto es clave: apoyar sin juzgar, ofrecer soluciones prácticas y mantener la dignidad del paciente intacta.
A menudo se olvida que la vista y el oído también son parte de la salud general. La pérdida auditiva o visual puede provocar confusión, accidentes o retraimiento. El simple hecho de revisar la graduación de los lentes o mantener bien calibrado un audífono puede mejorar notablemente la calidad de vida.
El exceso de medicamentos, conocido como polifarmacia, es otro enemigo silencioso. Es habitual que una persona mayor tome muchos fármacos distintos, algunos recetados por médicos diferentes. Las interacciones pueden ser peligrosas. Es recomendable tener un único profesional de referencia que revise toda la medicación.
Las infecciones también son más peligrosas en esta etapa. Una infección urinaria, por ejemplo, puede generar confusión repentina o fiebre baja, lo que muchas veces pasa desapercibido. Lo mismo ocurre con la neumonía. Actuar rápido y no subestimar síntomas leves puede evitar complicaciones graves.
En definitiva, el enfoque del cuidado en la tercera edad debe ser integral. No se trata solo de tratar enfermedades, sino de acompañar personas. Escuchar sus historias, comprender sus miedos y respetar su tiempo. Cada gesto, cada palabra, cada momento compartido cuenta. Y muchas veces, ese amor cotidiano vale más que cualquier pastilla.

Luciano Vento
Se desempeña como sourcing agent de LURON ASIA TRADE, visitando fábricas y nuevos productos.
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