Consejos para Cuidadores
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Cómo hablar con un adulto mayor sobre temas difíciles: una guía para momentos delicados
Hablar de temas como la salud, la muerte o la pérdida de autonomía con un ser querido mayor puede ser incómodo. En este artículo, te damos claves para tener esas conversaciones con amor, respeto y claridad.

MAY
10
2025
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A nadie le gusta hablar de temas difíciles. Ni a los hijos, ni a los nietos, ni a los adultos mayores. Pero llega un momento en el que esas conversaciones son necesarias: por prevención, por claridad, y sobre todo, por amor.
Hablar sobre la salud que se deteriora, sobre qué hacer si ocurre una emergencia, sobre la posibilidad de cuidados permanentes o incluso sobre cómo desean ser acompañados al final de su vida, no es falta de tacto. Es un acto de responsabilidad afectiva.
Lo primero es elegir el momento adecuado. Evitá tocar estos temas en medio de un conflicto, cuando hay apuro o cuando el adulto mayor está angustiado. Lo ideal es encontrar un espacio tranquilo, donde ambos puedan hablar sin interrupciones ni tensiones externas.
Empezar desde la empatía hace una gran diferencia. En vez de decir “tenemos que hablar de esto porque te estás complicando”, podés decir “me gustaría conversar con vos sobre algunas cosas que creo importantes para que ambos estemos tranquilos”.
Usá ejemplos. A veces, hablar en abstracto genera rechazo. Pero si comentás que conocés una familia que tuvo problemas por no hablar a tiempo, o que un conocido pudo organizar todo con calma, ayudás a que la charla sea menos amenazante.
No hace falta resolver todo en una sola charla. De hecho, es mejor abrir el tema con suavidad y seguirlo más adelante, cuando haya madurado. Lo importante es que el adulto mayor sepa que no estás tratando de imponer nada, sino de acompañar.
Hay que estar preparados para la incomodidad. Algunas frases como “ya hablaremos”, “no quiero pensar en eso” o incluso el silencio, son reacciones defensivas normales. No lo tomes como rechazo. A veces solo es miedo.
En esas conversaciones, el lenguaje corporal importa tanto como las palabras. Sentarse cerca, hablar con voz calma, mirar a los ojos sin invadir. El tono transmite más que el contenido.
Si el tema es el final de la vida, la herencia, o el deseo de no ser una carga, es importante respetar el deseo del adulto mayor de tener control sobre sus decisiones. Incluso si eso no coincide con lo que uno preferiría.
En lo práctico, hay temas que sí deberían quedar claros: qué hacer en caso de emergencia médica, si quieren o no cuidados intensivos, si desean quedarse en casa o ir a un centro especializado, si tienen un testamento o voluntad anticipada.
Pero todo esto debe hablarse con delicadeza, sin presión ni dramatismo. Recordá que la persona que tenés enfrente tiene historia, sabiduría y emociones profundas. No es un trámite. Es alguien que ha vivido mucho, y que necesita ser tratado con dignidad.
Después de estas charlas, es normal que queden emociones flotando. Podés cerrar con algo afectivo, como preparar una comida juntos, dar un paseo, o simplemente estar presente. La ternura ayuda a cicatrizar lo que cuesta decir.
No tener estas conversaciones puede traer consecuencias dolorosas más adelante. Tenerlas, en cambio, aunque sean incómodas, abre caminos de comprensión, paz y preparación.
Porque hablar de lo difícil, cuando se hace con amor, nunca aleja. Al contrario: acerca más que cualquier silencio.
Hablar sobre la salud que se deteriora, sobre qué hacer si ocurre una emergencia, sobre la posibilidad de cuidados permanentes o incluso sobre cómo desean ser acompañados al final de su vida, no es falta de tacto. Es un acto de responsabilidad afectiva.
Lo primero es elegir el momento adecuado. Evitá tocar estos temas en medio de un conflicto, cuando hay apuro o cuando el adulto mayor está angustiado. Lo ideal es encontrar un espacio tranquilo, donde ambos puedan hablar sin interrupciones ni tensiones externas.
Empezar desde la empatía hace una gran diferencia. En vez de decir “tenemos que hablar de esto porque te estás complicando”, podés decir “me gustaría conversar con vos sobre algunas cosas que creo importantes para que ambos estemos tranquilos”.
Usá ejemplos. A veces, hablar en abstracto genera rechazo. Pero si comentás que conocés una familia que tuvo problemas por no hablar a tiempo, o que un conocido pudo organizar todo con calma, ayudás a que la charla sea menos amenazante.
No hace falta resolver todo en una sola charla. De hecho, es mejor abrir el tema con suavidad y seguirlo más adelante, cuando haya madurado. Lo importante es que el adulto mayor sepa que no estás tratando de imponer nada, sino de acompañar.
Hay que estar preparados para la incomodidad. Algunas frases como “ya hablaremos”, “no quiero pensar en eso” o incluso el silencio, son reacciones defensivas normales. No lo tomes como rechazo. A veces solo es miedo.
En esas conversaciones, el lenguaje corporal importa tanto como las palabras. Sentarse cerca, hablar con voz calma, mirar a los ojos sin invadir. El tono transmite más que el contenido.
Si el tema es el final de la vida, la herencia, o el deseo de no ser una carga, es importante respetar el deseo del adulto mayor de tener control sobre sus decisiones. Incluso si eso no coincide con lo que uno preferiría.
En lo práctico, hay temas que sí deberían quedar claros: qué hacer en caso de emergencia médica, si quieren o no cuidados intensivos, si desean quedarse en casa o ir a un centro especializado, si tienen un testamento o voluntad anticipada.
Pero todo esto debe hablarse con delicadeza, sin presión ni dramatismo. Recordá que la persona que tenés enfrente tiene historia, sabiduría y emociones profundas. No es un trámite. Es alguien que ha vivido mucho, y que necesita ser tratado con dignidad.
Después de estas charlas, es normal que queden emociones flotando. Podés cerrar con algo afectivo, como preparar una comida juntos, dar un paseo, o simplemente estar presente. La ternura ayuda a cicatrizar lo que cuesta decir.
No tener estas conversaciones puede traer consecuencias dolorosas más adelante. Tenerlas, en cambio, aunque sean incómodas, abre caminos de comprensión, paz y preparación.
Porque hablar de lo difícil, cuando se hace con amor, nunca aleja. Al contrario: acerca más que cualquier silencio.

Luciano Vento
Se desempeña como sourcing agent de LURON ASIA TRADE, visitando fábricas y nuevos productos.
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